Sonidos sordos, ritmos, cadencias, giros, latidos: ...el mundo intrauterino donde el bebé habitó durante los primeros meses de su vida. Meses cómodos, protegidos y cálidos.
Antes del mundo del lenguaje, antes del mundo compartido con otros, antes de disfrutar del mundo visual -que luego será tan predominante-, el niño conoce el sonido, ejecuta pequeños movimientos y tiene sensaciones tactiles; son sus primeras experiencias.
De allí la importancia de estimularlas, de acariciar el vientre materno, hablar al bebé y acostumbrarlo a la música. Es nuestra única y primera forma de comunicación con él.
Más adelante, durante sus primeros años, podemos estimular esa tendencia natural, acompañando al niño en el disfrute de un mundo que es altamente emocional: el mundo de la música, el espacio y el movimiento.
Es también un mundo de alta incidencia en el desarrollo de habilidades intelectuales, por ejemplo, concretamente, para la adquisición de la lecto-escritura:
- la educación auditiva temprana colabora en la correcta discriminación de los sonidos, en el reconocimiento y diferenciación de las letras (fonemas y morfemas);
- entrenando al niño en el uso de su voz, le ayudamos en el control de su ritmo, su tono, su volumen, en la emisión del sonido, en la administración del aire, en la correcta ubicación de la lengua para diferenciar la pronunciación, etc.
- la educación de sus hábitos posturales, durante las actividades que realiza estando sentado (comiendo, dibujando, jugando, etc.), contribuirán más adelante a las posturas que utilice cuando escriba;
- de la misma forma, podemos estimular los pequeños movimientos que realice con sus manos y sus dedos, preparando así la adecuada prensión del lápiz y el trazado en la escritura; también, pequeños movimientos con sus ojos, preparándolos para la lectura (barrido lector)
El gusto y la práctica de la música y del movimiento, tienen fuerte impacto en el desarrollo de hábitos saludables, de higiene y cuidados corporales y prevención en salud. Además, son prácticas que estimulan la inteligencia emocional, y el desarrollo de la sensibilidad.
A través de la educación auditiva estaremos guiando tanto para evitar la contaminación sonora, como para inducir a nuestro hijo a que elija, desde lo emocional, lo que más le conviene escuchar, como lo aconseja la P.N.L. (Programación Neuro Lingüística)
Entender la voz como instrumento, puede incitar el gusto por el canto, no sólo ocasional sino de manera formal, así como el aprendizaje de otros instrumentos musicales y de las diversas disciplinas de baile para niños.
En cuanto al movimiento, esta época de Olimpíadas es una excelente oportunidad para abrirse al amplio espectro de oferta del mundo deportivo, a veces limitado a unos pocos deportes.
Estas actividades compartidas, que fomentan el espíritu gregario y el sentimiento de grupo y equipo, son también actividades que nos introducen en la transmisión generacional de las tradiciones culturales: canto de rondas, bailes regionales, etc.
Y además, todas estas actividades (musicales, corporales, deportivas) tienen la particularidad de brindar intensos momentos de solaz y disfrute individual a quien las practica, porque estimulan la sensibilidad, el goce estético, la sensación de dominio y control del espacio y del propio cuerpo, y el encuentro consigo mismo.
Más juegos y ejercicios con los cuales podemos motivar a los niños...
Para la estimulación auditiva:
- juegos de rimas orales y gráficos: decirle palabras y buscar juntos otras con las que rime; hacer dibujos (ej: una luna, un sol) y sin decir el nombre de lo que se está viendo, nombrar palabras que rimen;
- canto y recitado de rondas tradicionales, rimas, trabalenguas, canciones favoritas
- atender, discriminar e imitar ritmos de la naturaleza y del mundo material;
- descubrir sonidos; los de la cocina, en el interior de la mochila, al bañarse, ...qué sonidos pueden escucharse y reproducirse;
- jugar con las onomatopeyas, variándolas, exagerándolas, divirtiéndose;
- dibujar elementos que puedan unirse con líneas porque sus palabras (sin escribirlas) tengan similitudes: que comiencen o terminen con el mismo sonido, igual cantidad de letras, o de partes (sílabas), etc.;
- buscar y clasificar sonidos del cuerpo:
de la cara (bostezo, estornudo, hipo, risa, llanto, chasquido de caballo, etc.);
de las manos (golpeteo, tamborileo, chasquidos, restregar y acariciar, etc.)
- Aumentar el vocabulario específicamente auditivo, incorporando palabras poco usuales: chirrido, bullicio, estrépito, estruendo, estridencia, son, sonoridad, susurro, etc.
Para la estimulación corporal:
- múltiples acciones con los dedos: tomando papeles y otros materiales de diferentes tamaños, texturas y consistencias: picar, trozar, rasgar, doblar, anudar, desanudar, etc.;
- imitar balanceos y otros movimientos:
de la naturaleza: de los animales, de las plantas, del mar, etc.;
de los objetos: máquinas y grandes aparatos, puertas, etc.;
- girar, saltar, rodar,... con diferentes ritmos, con música, acompañando con la voz;
- acompañar al niño a mirar, observar y comentar espectáculos de destrezas corporales, tanto presenciales como en televisión: distintos tipos de gimnasias, danzas y deportes, ejecución de música (ej: piano)
- observar y comentar actividades humanas que implican el uso cuidadoso y sistemático del cuerpo y del manejo del espacio:
actividades cotidianas:
conducción de bicicleta, manipulación de objetos delicados en el hogar, etc.
actividades profesionales:
artesanías, manufacturas, oficios de la construcción, conductores de todo
tipo de diferentes vehículos, etc.
Vivimos en un mundo adulto esencialmente visual y bastante sedentario, donde muchas veces intentamos reprimir y calmar el incesante movimiento e inquietud infantil. ¡Los niños son tan plásticos y dinámicos! Tal vez seamos nosotros quienes tengamos que re-aprender hábitos, para no perder esa riqueza que ellos poseen; una manera de hacerlo es divertirnos, mientras buscamos ingeniosamente los múltiples momentos que la vida diaria nos presenta, para entrenar habilidades junto a nuestros hijos.